Hormesis y Adaptógenos: Lo que no te mata, te hace más fuerte.
El principio biológico de hormesis, nos explica como el estrés agudo y nuestra adaptación a este, provoca un fortalecimiento orgánico. ¿Pero que pasa cuando la dosis se vuelve crónica?...
A lo largo de la evolución, los organismos vivos han tenido que adaptarse a condiciones y agentes adversos para lograr sobrevivir, por lo que han desarrollado diversos y complejos mecanismos para lidiar con ellos.
Actualmente, se han identificado una serie de procesos durante los cuales a una dosis baja de un agente o estímulo estresante es capaz de activar una respuesta adaptativa que incrementa la resistencia de una célula u organismo frente a un estrés más severo.
Por lo que Nietzsche tenía razón al decir:
‘‘Lo que no me mata me hace más fuerte’’
-Friedrich Nietzsche
Por lo que sin darse cuenta, estaba escribiendo el principio de hormesis aplicado, al igual como lo hacían los estoicos. La hormesis podemos aplicarla a múltiples aspectos de la vida.
Cada vez que haces ejercicio, restricción calórica, consumo de sustancias terapéuticas, conflicto emocional resuelto o experimentas extremo frío, estás practicando la hormesis.
¿Pero que pasa cuando llevamos esa dosis aguda de estrés a una dosis elevada y crónica? (el contexto en el que vive la mayoría de la población probablemente)
No nos adaptamos.
Y por consiguiente, todo el funcionamiento biológico se viene abajo. No solo tu SNC.
‘’La salud es la capacidad de adaptarse al entorno.’’
-George Canguilhem
Neurocientíficos de la Universidad de California en Berkeley descubrieron que el estrés crónico desencadena cambios a largo plazo en la estructura y el funcionamiento del cerebro. El estrés crónico modifica las redes neuronales.
El cortisol crea un efecto dominó que refuerza las vías entre el hipocampo y la amígdala. (La amígdala (cerebro reptil) es la zona responsable de la respuesta de lucha o huida).
Esta conexión causada por el estrés no es la forma en que se diseñó el cerebro. Pero el estrés crónico y continuado engaña al cerebro para que reconstruya los circuitos y se atrinchere a largo plazo.
Esta reconexión parece ser permanente. A menos que intervengas con algo como un adaptógeno.
Adaptógenos: Imprescindibles en la Era Actual
La palabra adaptógeno se deriva del latín adaptare (ajustar o adaptar). Fue utilizado por primera vez por el médico y científico soviético Nikolai Lazarev en 1947. Lazarev estuvo acompañado por el Dr. Israel Brekham, y como equipo comenzó la búsqueda de botánicos con cualidades adaptogénicas.
La primera planta que el equipo estudió fue Panax Ginseng, que ha estado en uso durante milenios. Y fue escrito por Shen-Nung como un remedio hace más de 5000 años.
La definición de "adaptógeno" incluye "reguladores metabólicos (de origen natural) que aumentan la capacidad de un organismo para adaptarse a factores ambientales y evitar daños por dichos factores".
Actúan regulando nuestro sistema de respuesta al estrés, equilibrando los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y el eje HPA (hipotálamo-hipofisiario-adrenal).
La belleza de usar cualquiera de estos adaptógenos no solo te protege del estrés. También pueden aumentar la cognición, mejorar tus reflejos, proporcionar un pensamiento más claro e incluso mejorar tu memoria.
“No es la especie más fuerte ni la más inteligente la que sobrevive, sino la que mejor se adapta a los cambios”.
-Charles Darwin
Mecanismo de los Adaptógenos
El mecanismo de los adaptógenos en realidad tiene que ver más con lo mismo anteriormente comentado: hormesis.
Un rasgo característico de los adaptógenos es que actúan como eustresores (es decir, «buenos estresores») y como miméticos del estrés leve o «vacunas del estrés» que inducen respuestas protectoras frente al estrés.
El estrés leve (al que se puede sobrevivir) induce una resistencia o «inmunidad» a una exposición posterior a un estrés más grave, por ello es que funcionan los adaptógenos. Sin embargo, esta resistencia inducida por el estrés se requiere una exposición repetida al adaptógeno para mantener el estado de adaptación neuroplástica.
La administración repetida de adaptógenos y la consiguiente respuesta adaptógena o protectora frente al estrés, permite restaurar el eje HPA (hipotálamo-hipofisiario-adrenal), ósea el eje encargado de la regulación de la respuesta de lucha-huida. De aquí subyace su efecto neuroprotector, ansiolitico, antidepresivo, nootropico y adaptogeno.
1. Ginseng (Panax ginseng y Panax quinquefolius)
Con más de 5,000 años de uso, el ginseng es un adaptógeno emblemático. Su nombre, Panax, significa "cura todo" en griego. Estudios han demostrado que:
Panax ginseng mejora el rendimiento mental, reduce la fatiga y aumenta la memoria gracias a los ginsenósidos, que estimulan la síntesis de proteínas y neurotransmisores. También regula el cortisol y mejora la circulación cerebral.
Panax quinquefolius (ginseng americano) es menos estimulante pero igualmente efectivo para mejorar la memoria, aliviar la ansiedad y fortalecer las funciones cognitivas.
2. Gotu Kola (Centella asiatica)
Conocida como "la hierba estudiantil" en Bali, Gotu Kola es un tónico cerebral usado en la medicina ayurvédica para tratar la fatiga mental y mejorar la memoria. Sus beneficios incluyen:
Promover el crecimiento de axones y dendritas, fundamentales para la regeneración neuronal.
Prevenir la descomposición de la acetilcolina, mejorando el aprendizaje, la cognición y el estado de ánimo.
Proteger el cerebro del estrés oxidativo y las toxinas ambientales.
3. Ashwagandha (Withania somnifera)
Desde la India, Pakistán y Sri Lanka, Ashwagandha destaca como uno de los adaptógenos más potentes. Su nombre significa "olor a caballo", aludiendo a la fuerza que imparte. Los estudios revelan que:
Reduce el cortisol y mejora los receptores de GABA y serotonina, aliviando la ansiedad y la depresión.
Regenera axones, dendritas y sinapsis, restaurando redes neuronales esenciales para la memoria y el aprendizaje.
Inhibe la acetilcolinesterasa, manteniendo niveles óptimos de acetilcolina.
4. Ginkgo Biloba
Con raíces en la medicina tradicional china, Ginkgo Biloba es conocido por:
Inhibir la monoaminooxidasa (MAO), aumentando los niveles de dopamina y reduciendo la ansiedad.
Mejorar el flujo sanguíneo cerebral, lo que optimiza la oxigenación y el suministro de glucosa.
Proteger las células cerebrales contra el daño oxidativo, potenciando la memoria y el aprendizaje.
5. Bacopa Monnieri
Considerado el mejor nootrópico natural, Bacopa ha sido utilizado durante siglos para mejorar la memoria y la concentración. Sus beneficios incluyen:
Reconstruir células cerebrales dañadas mediante bacósidos A y B.
Prevenir los efectos químicos y físicos del estrés.
Ser tan eficaz como el lorazepam para reducir la ansiedad, pero sin efectos secundarios como la pérdida de memoria.
6. Rhodiola Rosea
Este adaptógeno ayuda a superar el agotamiento físico y mental. Los estudios demuestran que:
Mejora el estado de alerta, la energía, la cognición y el estado de ánimo.
Invierte el daño neuronal causado por el estrés crónico.
Estimula la síntesis de ATP, la principal fuente de energía celular.
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